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domingo, 2 de febrero de 2020

DIEZ 'FAKES' SOBRE LA CLASE DE RELIGIÓN. ARTÍCULO RELIGIÓN DIGITAL

25.01.2020 | Maciej Klein

Clase de Religión

Lejos de querer contribuir al actual clima de alarmismo, quiero aclarar algunas cosas que se dicen hoy en día tan alegremente sobre la clase de religión y que nada tiene que ver con la realidad en los centros educativos. Los profesores de religión estamos realmente cansados de estar siempre en el punto de mira de la política, que no solo nos ha colgado el San Benito de todo el fracaso educativo, sino que, en sus luchas por el poder, se ha acostumbrado a utilizarnos para sus fines políticos.

Somos los que, muchas veces, pagan realmente el pato por las dudosas gestiones educativas de los distintos gobiernos. Parece que el problema de la educación en España es solo y exclusivamente la asignatura de religión, fuente de todos los males. Desde el restablecimiento de la democracia, tanto el PSOE como el PP han mantenido a la clase de religión como un arma arrojadiza para conseguir un puñado de votos. Nunca se ha abordado el problema educativo de manera global, nunca se ha querido llegar a un pacto educativo. Nunca se ha querido profundizar en los problemas educativos de verdad y se ha ignorado una y otra vez a los verdaderos protagonistas: padres y madres, alumnado y profesorado.

En materia de educación estamos acostumbrados a la imposición. Se imponen medidas fuertemente ideologizadas, según quien gobierna, no se escucha a los expertos, a los sindicatos, ni se dialoga lo suficiente con toda la comunidad educativa. La jerarquía de la Iglesia española, por su parte, también ha pecado por simpatizar demasiado con la corriente de un partido determinado y que a su vez le ha dado la espalda cuando le vinieron las santas ganas. Religión en la escuela no solo ha sufrido modificaciones o recortes por parte de la izquierda. La LOMCE del PP ha introducido cambios que han perjudicado a la clase de religión (recorte de horas en tercero de la ESO, poca claridad en la optativa de segundo de Bachillerato).

El debate profundo sobre la educación, cuya pequeña parte también es la cuestión de la clase de religión, no interesa a nadie. Parece que es mejor seguir con las peleas de patio de unos contra otros, mantener “el pulso”, polemizar, crispar, incordiar, buscar enemigos “en los otros” y poder decir siempre al final: “Ven, otra vez le hemos dado su merecido a la religión, esa maldita asignatura que tiene culpa de todo”.

Pero vayamos a las distintas mentiras que he escuchado sobre religión en la escuela y que a veces por verdadero desconocimiento se convierten en proclamas de unos y otros para la alegría de algunos. Los profesores de religión tenemos que lidiar a diario con desconocimiento, prejuicios, injusticias concretas, medias verdades o mentiras. Aquí una lista de algunas de ellas.

Primera mentira: “La clase de religión debería ser voluntaria”

Llama poderosamente la atención que en el mismo pacto PSOE-Podemos de hace unas semanas se creó esta confusión proclamando sin tapujos este fake, o lo que es una mentira de toda la vida: “Religión será de carácter voluntario para los estudiantes”. Impresiona también que enseguida todos los telediarios del país repitieran esta proclama hasta la saciedad sin cuestionarla siquiera.

Recordemos los hechos: La clase de religión desde la transición ha sido una asignatura de libre elección. Siempre, en los gobiernos de todos los colores. Es una realidad que existe desde hace cuarenta años. La afirmación “la asignatura de religión tendrá carácter voluntario” ya tiene vigencia y los alumnos disfrutan de este derecho a la libre y voluntaria elección de la materia desde finales de los años setenta. No así en la anterior dictadura franquista donde la clase de religión tenía un carácter obligatorio y su currículo poco tenía que ver con los contenidos que se dan en la clase de religión actual. El franquismo está superado, también en las aulas. La asignatura de religión no es, y nunca ha sido en democracia, una imposición.

Segunda mentira: “La clase de religión es adoctrinamiento”

La clase de religión tiene un carácter académico. Los contenidos sobre el cristianismo, y otras religiones que también se analizan, no se presentan con autoritarismo, nunca se pretende monopolizar la verdad. Es una clase que fomenta el debate, estimula un espíritu crítico, la interculturalidad, se fomenta el diálogo entre todos los alumnos de muchas nacionalidades.  Los profesores de religión somos muy sensibles a “no adoctrinar” y estamos muy comprometidos con los itinerarios de valores cívico-democráticos de nuestros centros. No era así, por supuesto, en la dictadura franquista donde el nacionalcatolicismo se presentaba como la única doctrina posible para los españoles. Pero repitamos: No estamos por fortuna en la España de Franco y la clase de religión de hoy es más heredera del Concilio Vaticano II con su apertura al mundo y de las actuales reformas del Papa Francisco que del nacionalcatolicismo rancio del franquismo.

Tercera mentira: “Es catequesis y debe darse en la Iglesia y no en la escuela”

Es muy común escuchar que en las clases de religión se catequiza a los niños o peor todavía que se les manipula o se les obliga a rezar. Todos son prejuicios infundados. Es un ámbito escolar y aquí ni se recitan oraciones ni se “celebra la fe”. Su carácter es educativo, explicativo, formacional y por eso no es equiparable a la catequesis de la parroquia. Los profesores de religión son muy sensibles a distinguir estos dos ámbitos y se dedican con profesionalidad a dar clases con el debido carácter académico.

Cuarta mentira: “Los profesores de religión son catequistas de la parroquia y no tienen la suficiente preparación para dar clases en un instituto”

Falso. El profesorado de religión tiene que cumplir estrictos requisitos para poder impartir las clases. La titulación del maestro de primaria tiene que ser al menos una diplomatura en ciencias religiosas y el profesorado de secundaria debe poseer la licenciatura en teología. A parte de la preparación académica, deben demostrar su idoneidad con una formación didáctica obteniendo el título de la DECA. Esto no es todo: los profesores de religión deben pasar por un proceso de selección de cada diócesis que a su vez los propone a la administración educativa como expertos en la materia. El delegado de enseñanza de una determinada diócesis se esmera en escoger a los mejores profesionales, no solo a nivel teológico pero también y sobre todo a nivel pedagógico. 

La asignatura de religión está regulada en un acuerdo entre la Santa Sede y España. Está dentro de la ley, aunque no rara vez se la quiere presentar como ilegal o irregular. Es verdad que no hemos accedido a la profesión aprobando unas oposiciones pero también es verdad que nadie nunca ha planteado esta posibilidad. Somos un colectivo comprometido con la educación que no deja de formarse, aprovechando un amplio espectro de formación continua. La innovación educativa es una seña de identidad del profesorado de religión y nuestros compañeros en los institutos, quizás los únicos, saben apreciar este aspecto.

Quinta mentira: “En España existe una involución, no así en Europa donde la educación es laica y la asignatura de religión no se da”

También esto es mentira o desinformación. En el 80 % los países de la UE se dan clases de religión. De los veintiocho solo Francia y otros cinco más prescinden de la religión en la escuela, más por razones históricas que ideológicas. No obstante el gobierno francés ha creado una comisión que estudia introducir de nuevo la materia de religión en la escuela a raíz de numerosos casos de alumnado radicalizado y simpatizante de ISIS y otros grupos islamistas con las correspondientes consecuencias. La Francia del laicismo ha comprendido que sin una educación íntegra, incluyendo también el aspecto religioso, nuestro alumnado ya bastante vulnerable, es presa fácil de los fundamentalismos religiosos.

Sexta mentira “Es una asignatura polémica por eso mejor eliminarla”

En la vida real de los centros educativos, religión en la escuela no sólo no es un problema a nivel práctico sino que los profesores de religión y la materia en sí son muy queridos y apreciados por las comunidades educativas de los colegios e institutos. La polémica es creada artificialmente cada x tiempo por los partidos políticos, siempre en relación con los cambios educativos. El asunto de la clase de religión se sobredimensiona, por razones puramente ideológicas. Se crea intencionadamente un problema casi inexistente. Es una polémica estéril, cansina y que responde más a la búsqueda de fines partidistas que al bien común de los ciudadanos. Aquí, por un puñado de votos, meten la pata políticos de todos los colores, no tan raras veces alentados por algún que otro prelado. La ciudadanía, sin embargo, como en muchas otras ocasiones, no percibe a la asignatura de religión como un problema. Las estadísticas hablan muy a favor de la clase de religión.

Séptima mentira “¡Qué más da! La clase de religión es una “maría” y no sirve para nada”

Este “argumento” nos duele mucho a los que nos dedicamos a la enseñanza de esta materia, sobre todo cuando viene de alguien que supuestamente es una persona culta. La teología en España no se aprecia lo suficiente. Se la rebaja injustamente de categoría y se cuestiona su carácter académico. Mientras que en el norte de Europa un teólogo es considerado una voz eminente y muy reconocida a nivel social, en España te hacen saber sin tapujos que eres un poco más que un “vende humos” o en el mejor de los casos un vendedor de Biblias.

La teología actual es sin embargo una ciencia profundamente humanista. Es una disciplina que está en un constante diálogo con la filosofía moderna y postmoderna. Es comprometida con lo social y con la ecología. Es una de las humanidades más completas con asignaturas que abarcan antropología, filosofía, psicología, historia, dogmática, derecho, y un largo etc. Sabemos de lo que hablamos y lo hacemos con dedicación.

Desde hace unos años se organizan jornadas de innovación educativa de los profesores de religión. Cuando nadie ha escuchado sobre trabajar en proyectos, nosotros ya lo hacíamos. Cuando las consejerías de educación no sabían incentivar trabajo en equipo y formación permanente del profesorado, nosotros ya nos reuníamos periódicamente y nos formábamos a nivel académico y pedagógico. Tenemos un currículo establecido y cumplimos con él. Es verdad que también lo criticamos porque a las autoridades eclesiásticas les pasa a veces lo mismo que a las políticas: que hacen los currículos sin contar con nosotros.

A mí personalmente me gustaba más el currículo de la LOE que el de la LOMCE. El segundo se hizo de prisa y es más dogmático, parte muy poco de los jóvenes y partir de ellos es fundamental. Los profes preparamos nuestras clases con mucha diligencia y mucho amor. Llevamos a nuestro alumnado al museo del Prado, les explicamos las tres religiones en la Alhambra, en la catedral y en el barrio judío de Granada. Las actividades complementarias y extraescolares forman parte de nuestras programaciones. No en vano escuchamos de nuestros alumnos: “Profe, fue en tus clases donde más pensé, más me podía expresar, más cosas me planteé por mí mismo, donde más utilicé mi espíritu crítico”. Si esto es una “maría”, bienvenida sea porque cada vez hay menos de esto en la educación de los Planes Bolonia y de las Pruebas Pisa.

Octava mentira “La religión es oscurantismo, lo contrario a la ciencia; cuentan a nuestros niños que Dios creó el mundo en siete días”

Lo más escalofriante es escuchar esta frase a un compañero del instituto. Te ves obligado a explicar cosas que deberían ser obvias: que los profes de Reli no somos oscurantistas o unos negados de la ciencia o peor aún: creacionistas, como lo son algunas sectas evangelistas de EEUU. Pero ¿qué se va a hacer? Aquí te meten en el mismo saco.

Pido, por favor, a todos que están desinformados que no se preocupen y que no teman los contenidos de la asignatura de religión. No son la otra parte de la moneda de la ciencia. Aquí también somos científicos. Leemos los pasajes de la Biblia y los interpretamos, utilizando los métodos de la hermenéutica que hemos aprendido en las aulas de las facultades. La exégesis del Antiguo y del Nuevo Testamento la teníamos entre nuestras materias académicas. Por mucho que le pueda fastidiar a alguien, en clase de religión no contamos que la tierra sea plana.

Novena mentira  “La Iglesia ya no tiene tanta influencia en la sociedad por eso “religión” debería salir  de la escuela”

Es curioso que este argumento lo rebaten las estadísticas que hablan muy a favor de la clase de religión. La asignatura la siguen eligiendo dos de cada tres alumnos y el porcentaje no baja. Solo en Bachillerato la cosa no sube de treinta por ciento pero es un tema muy complejo. Algo estaremos haciendo bien, si más de la mitad del alumnado nos sigue eligiendo.  Se podrá decir con la cabeza bien alta que nuestra asignatura es la más democrática, pues la eligen libremente los padres y los alumnos.

Décima mentira “En las clases de religión solo se habla del cristianismo pero se debería enseñar también contenidos sobre otras religiones”

En las clases de religión no solo hablamos del cristianismo. Es verdad que es una asignatura confesional y la presentación del cristianismo predomina pero los contenidos incluyen un pequeño recorrido por todas las religiones. Sobre todo se enfoca las tres religiones monoteístas, y no puede ser de otra manera porque la senda de la Iglesia es el diálogo interreligioso y la teología tiene ya desde hace muchos años un carácter ecuménico. Es importante que nuestros alumnos conozcan las similitudes y diferencias entre los distintos credos y sepan definir al creyente de todas las religiones. La gran sorpresa dentro del aula de religión es la comunión entre alumnos cristianos, musulmanes, judíos pero también alumnos con credos de tradiciones orientales e incluso agnósticos o indiferentes religiosos.

Quiero concluir pensando en voz alta: Aunque siempre escucharemos muchas cosas confusas sobre la clase de religión, debemos estar esperanzados siempre, como nos enseña tantas veces el Papa Francisco, tener la mirada puesta en nuestros alumnos y en su desarrollo como personas; ellos y ellas son los más importantes. Su educación plena nos importa muchísimo.

¿Y la política? Esperemos con paciencia, démosle una oportunidad al nuevo gobierno, no seamos alarmistas, aboguemos por el diálogo. Por ahora con el proyecto de la LOMLOE se ha dicho que la “asignatura será de oferta obligatoria pero voluntaria y sin asignatura espejo”, o sea volveremos a la Ley Zapatero (LOE) respecto a la clase de religión. Esperemos que la senda siga por el diálogo social con todos los agentes, también en la educación. No necesitamos “salvapatrias” de ningún color político, necesitamos personas dialogantes. Lo que hace falta con urgencia en educación es más diálogo, más discusión sosegada, más consensos y sobre todo más escucha a los expertos en la materia educativa… porque hay muchas cuestiones que deberían ocupar los primeros puestos en ser abordadas y este puesto desde luego no debería ocupar la cuestión de la religión en la escuela.